Adalina, la adalid de Apanid
Así somos, así nos ven.
Alrededor de los 3 años y medio irrumpe de forma casi mágica la primera representación de la figura humana.
Poco a poco a medida que el niño va creciendo esta figura se vuelve más detallada y realista.
¿Cuál es su evolución? ¿Qué detalles van apareciendo a medida que avanza en su desarrollo?
Ahora lo vamos a ver.
Aunque para la mayoría de nosotros la
aparición del renacuajo (círculo con extremidades) se considerada la primera representación de figura humana,
en realidad es el
círculo
la forma que marca el principio de la diferenciación entre el “Yo” y el entorno que nos rodea simbólicamente (el papel)
Período de los 3 a los 4 años
Este período se caracteriza por la aparición de formas con una intención representativa. Además de las formas circulares y rectas, se añaden formas más evolucionadas y regulares, que ya no dependen del impulso gráfico, sino que persiguen representar tanto el mundo exterior como el mundo interior.
Estas formas evolucionadas se convierten en unidades gráficas que se pueden combinar entre sí.
Machón en su estudio, distingue tres etapas:
– La etapa del círculo: en primer lugar el niño se representa como un círculo, no como una parte concreta de su cuerpo sino como la representación completa de su “Yo”. Con el círculo el niño está estableciendo el límite entre él y el ambiente, diferenciándose así de lo que le rodea en una primera toma de conciencia de sí mismo.
– La etapa de la célula: el círculo evoluciona y se enriquece con nuevos círculos en su interior y con segmentos a modo de “cilios” que salen hacia el exterior,
dando un aspecto de “sol” al resultado.
Estos nuevos elementos serán los que
evolucionen en las facciones y las
extremidades.
– La etapa del renacuajo: la célula se transforma ya en una forma más humana, a modo de ideograma. Primero suelen aparecer los ojos, la boca y las piernas, y más tarde la nariz, las orejas y los brazos. También es frecuente que se dibuje el cabello, más en las niñas que en los niños.
Período de los 4 a los 7 años
En este período, el niño va añadiendo elementos a las formas básicas, en la búsqueda de una correspondencia entre su dibujo y aquello que representa, (esquemas) distinguiéndose dos etapas:
– La etapa del monigote: en ella se
aprecia como el niño diferencia ahora
cabeza de tronco. Éste se puede señalar
de tres maneras: los brazos se sitúan en
la parte superior de las piernas del DFH, se añade una forma cerrada por debajo de la cabeza, o se indica de alguna forma (sombreado o pequeños círculos) entre ambas piernas.
– La etapa del esquema humano: entre los 5 y los 6 años se consigue representar de forma completa la figura humana, en visión frontal y con los brazos pegados al cuerpo. Es a partir de este
momento que el niño va a ir
añadiendo diferentes características
a sus dibujos en función del personaje
que quiera representar.
Los brazos y piernas se dibujan
ahora en dos dimensiones, y se diferencia la mano del brazo.